Los últimos atropellos piden respuestas contundentes por parte del colectivo ciclista. El espiritu de Oliva tiene que ser nuestra bandera.
Violencia institucionalizada
En estas últimas semanas hemos vivido un torbellino de noticias desagradables que giran en torno al ciclismo. Desde los atropellos de Ibiza y Oliva, hasta las noticias que nos llegaban de Italia o Francia, con los casos de Scarponi o, más recientemente, Frome.
Las redes sociales, ante estas impactantes noticias y las posteriores con los detalles más escabrosos, han echado humo en una espiral que, más que amainar, ha ido crecimiento de manera exponencial.
Saber que los implicados iban bajo los efectos del alcohol y/o drogas, todo ello aderezado con la reincidencia, la omisión de auxilio o las consecuencias finales del fallecimiento de las víctimas, nos han sobrecogido sin necesidad de entrar en evaluar que detrás de esos casos se han creado auténticos dramas familiares difíciles de describir.
Pero el problema es de una magnitud mucho mayor de la que nos imaginamos, que va mucho más allá de un colectivo como es el ciclista.
Facebook o Twiter, dos de las redes más potentes, por medio de algoritmos nos hacen estar en contacto con personas afines a nuestra manera de pensar y con aficiones similares. Y esto nos hace perder la pluralidad e, incluso, la perspectiva de la realidad.
Cuando tomas distancia las cosas se ven de otra manera. Dejas de percibir que somos el centro del universo para darte cuenta que no tenemos la exclusiva en nada y que los problemas que nos afectan son parte del día a día de otros colectivos. Es en eso momento cuando descubres que estamos ante un problema social de primer orden.
Y en la cúspide de todo esto está una violencia institucionaliza y, lo peor de todo, aceptada y promovida por todos los estamentos de la sociedad. Si, si… por todos los estamentos entre los que estamos cada uno de nosotros como personas individuales.
Desde leyes poco ejemplarizantes y aplicadas además de manera laxa, pasando por una aceptación colectiva de que las cosas son así y que no se pueden cambiar, tenemos un panorama que se antoja difícil de resolver.
Esta violencia hace que estemos expuestos de manera continuada a la injusticia y al despropósito de un sistema que convierte al verdugo en víctima y criminaliza a la víctima de forma despiadada.
La impunidad del que delinque es notoria. Cuanto mayor es el delito mayor impunidad. Y si el que lo causa está cerca del poder… aun más carta blanca parece tener. Sólo basta con leer los titulares de un diario para quedarse con esta sensación.
¿Ciclismo sin atropellos?
Según la DGT, el 60% de los accidentes en los que está implicada una bicicleta han sido causados por otro vehículo. Por tanto, en lo que a accidentabilidad se refiere, hay mucho trabajo a realizar por parte de las administraciones y de los colectivos implicados.
La bicicleta acabará por ser un elemento vertebrador de la sociedad que trascenderá al propio colectivo ciclista tal y como lo conocemos ahora. Y es que los problemas de movilidad en las ciudades unidos a los problemas de salud asociados hacen de la bicicleta un elemento clave en las políticas de futuro de cualquier ideología o partido político, independientemente del color de su bandera.
Pensar en poder salir en bicicleta sin miedo a ser atropellado no es utopía, es una demanda de justicia social, es un anhelo que debemos tener como sociedad y por el que debemos luchar.
El incremento del uso de la bicicleta es imparable. Cada día es más normal ver bicicletas en nuestro entorno, no sólo a nivel deportivo, sino como elemento de uso cotidiano. Las campañas de marketing de muchas marcas ven en la bicicleta el buen rollo y ese elemento que se asocia con la felicidad.
Aceptar esto al conjunto de la sociedad parece que le cuesta. Por suerte la tecnología, estoy convencido, nos va a echar una mano increíble. Donde el hombre no será capaz de llegar lo harán las máquinas. Y será en ese momento cuando ese 60% de accidentabilidad con bicicletas desaparecerá y… ¡ya no digamos entre los propios vehículos motorizados!
El espiritu de Oliva
El coche sin conductor será una realidad antes de lo que nos imaginamos. Nuestra incapacidad al volante para conducir correctamente es notoria y demostrada. ¡Somos malos de cojones conduciendo! Y además sin remedio.
Pero hasta que esto ocurra no podemos quedarnos de brazos cruzados. Basta ya de lloriquear y quejarnos. De dejar comentarios y me gustas o me cabrean en redes sociales. ¡Hay que pasar a la acción!
Estamos todos indignados y cabreados. Es justo y normal. Pero la queja sin acción sólo crea frustración, más indignación y cabreo. Y Facebook o twiter se encargan de acrecentarlo al convertirnos en pueblerinos virtuales.
Muchos han cambiado la bicicleta por las zapatillas de running. Otros simplemente la han colgado. Decisiones respetables pero que siento decir que no comparto.
Esconder la cabeza en un hoyo como un avestruz y mirar para otro lado no es la solución. Debemos seguir haciendo lo que nos apasiona sin tapujos ni miedos, al mismo tiempo que debemos tener una actitud y una aptitud activa en defensa del estilo de vida que deseamos.
En la web de Ciclo21 hablaban del espiritu de Oliva. Yo les cojo es testigo. Pero no por el calentón de decir que hay que hacer algo. Cojo el testigo para hacer algo.
El colectivo ciclista se tiene que movilizar (¡manda huevos que no lo haya hecho aun!), pero al mismo tiempo hay que tender lazos con otros colectivos afectados por las mismas injusticias: peatones, moteros e incluso conductores.
El espiritu de Oliva tiene que servir para canalizar toda esta indignación. El efecto gaseosa hay que evitarlo. Mucho ruido en redes sociales (lo fácil y sin sacrificio) pero es en la calle donde se hace presión.
El ejemplo a seguir es el de Ana González. ¿O es qué alguien se cree que llegar a donde ha llegado ella lo ha hecho sólo a base de darle al me gusta en redes sociales y publicar cosillas de vez en cuando?
Que el espiritu de Oliva sea nuestra bandera. ¡Movilización YA! Aunque eso suponga tener que perder días de entrenar o de carrera o de salida con la grupeta. Y si no crees en la movilización, algo respetable, entonces no te quejes, noe cabrees ni lloriquees cuando te toque a ti… tienes lo que tienes por dejar las riendas de tu vida en manos de otros.
Dale al me gusta, comparte, abandera el espiritu de Oliva, pasa a la acción y lucha por tus pasiones y por tus ilusiones y no dejes que sean otros lo que lo hagan por ti.
NA Fotos propias y agencia EFE.
De momento ya hay convocada una concentración por parte de la FVC ante el Ayuntamiento de Valencia para el 28 de Mayo.