Modas e internet arrinconan la cultura ciclista con la que algunos crecimos como apasionados de la bicicleta y de este mundillo. ¿Es posible recuperarla?

Del papel a la pantalla

Recientemente he leído dos artículos de opinión. Uno de ellos de Sergio Palomar (editorial de la última revista de Bicisport) y otro en Facebook (no recuerdo quien lo publicaba), que, aunque no están íntimamente relacionados, me han hecho reflexionar sobre el concepto de cultura ciclista y el respeto a todas las formas de entender la bicicleta.

Por un lado, Sergio Palomar en la revista que dirige, hacía una reflexión sobre los valores que mueven a muchos ciclistas a coger la bicicleta, haciendo una indicación a la moda que gira en torno al ciclismo y que hace que no sepas si estos recien llegados continuarán montando en bici “cuando ésta deje de ser el hobby molón que es ahora”. Para mi gusto le ha faltado incluir en su disquisición al cicloturismo de base para transmitir esos valores de la cultura ciclista.

Por otro lado, el artículo que he leído en facebook hacía referencia a si era o no necesario inscribirse en una marcha cicloturista para hacer cicloturismo, vamos, qué si era necesario pagar para montar en bicicleta. Realmente la reflexión es interesante, aunque para mi perdía valor cuando para defender sus argumentos había que atacar a la otra parte. Flaco favor le hace al cicloturismo esta estrategia.

Así que, ¿por qué no?, ahí va también mi reflexión al respecto.

La cultura ciclista, a caballo entre una época y una revolución

Y en estas disquisiciones estaba yo cuando me ha venido a la cabeza esa idea de la cultura ciclista. Un concepto que, con la perspectiva del tiempo, lo ligo a los valores que me empapé en el Velo Club a finales de los 80 cuando empecé en esto de los pedales.

De aquellas primeras pedaladas aprendí el concepto del asociacionismo que nos daba un valor como grupo y una identificación con unos colores y una filosofía.

También aprendí el concepto del voluntariado. Se organizaban eventos sociales para el club, se organizaban eventos para la ciudad (fiestas de la bicicleta), carreras sociales, marchas cicloturistas (como las Rutas Catalanas) e incluso pinitos Rondeneaurs uniendo el Cantábrico con el Mediterráneo (La Maratón) y, todo ello, desde el amor al cicloturismo de manera ciega, generosa, voluntaria y altruista.

Y como no podía ser de otra manera, también aprendí el concepto del compañerismo más allá de tu gente y tu club, a saludar a otros ciclistas, a parar o interesarte cuando ves a alguien con algún problema y a valorar referentes a los que modelar. Referentes próximos de domingo a domingo como de los que salían por la tele.

Nacer a caballo de dos épocas tiene sus ventajas y sus inconvenientes. En la actualidad muchas de estas cosas han cambiado. El individualismo se ha adueñado de una buena parte del espacio cicloturista. Disponer de toda la información que necesitamos en tiempo real y al alcance de la mano nos hace más autónomos. ¿Es el precio a pagar por esta revolución de la información?

Ahora, hablar de tus colores en cicloturismo suena hasta arcaico. Parece que sólo si eres futbolero puedes disfrutar de unos colores. Así que no es de extrañar que haya marchas que exijan llevar su maillot. Si a eso le unes los “clubs” o “grupetas” virtuales que se crean en aplicaciones que todos conocéis, es normal que se vea como una carga adherirse incluso a un club ciclista.

El saludo es otro de esos detalles que se están perdiendo y que están haciendo que a veces sea excesivamente impersonal cruzarte con otros compañeros. Para mi, el saludo es la señal de identidad y de respeto que todos los ciclistas tenemos y nos debemos.

Y ya no hablemos del voluntariado. ¿Cuántos eventos desaparecen porque no hay nadie que esté dispuesto a tirar del carro o para dar el relevo? ¡Si hasta para defender nuestros derechos cuesta movilizar al personal!

De valores va la cultura ciclista

Y cuando empiezas a arañar en las actitudes de muchos, rápidamente se ve que el gran problema es la falta de valores para que esa cultura ciclista arraigue de nuevo.

Si una marcha cicloturista sólo se la valora por lo que pagas, por los avituallamientos, por el regalo que te dan, por los tiempos que se toman o por el recorrido, es normal que optes por hacértela por tu cuenta si algo no te cuadra.

Pero cuando a una marcha vas por valores, es que ni dudas en meter la bicicleta en el coche aunque esté lloviendo. Los reencuentros con colegas, las sorpresas o el recorrer carreteras desconocidas (y no tan desconocidas) en compañía de amigos es toda una experiencia basada en valores.

Yo debo ser, de todos modos, un rara avis del cicloturismo. Disfruto marcándome salidas en solitario al más puro estilo Raul Massabé, disfruto saliendo con mi club en sus rutas de domingo, disfruto en quedadas de clubs con recorridos que nada tienen que envidiar a una GF (Marxa del Vila), disfruto participando en marchas de velocidad controlada (MC Ciutat de Mollet), disfruto en marchas de velocidad abierta (o “carreras encubiertas” como la QH) e incluso disfruto con alforjas, en ciclismo urbano o con mis hijos. Y como no podía ser de otra manera también disfruto organizando la Marcha Cicloturista Solidaria y hablando de ciclismo en este blog.

Y compaginar todo esto, que para algunos les parece imposible de cuadrar, es gracias a una cosa: a la cultura ciclista que me empapé en aquellas primeras pedaladas. Valores y principios irrenunciables sobre los que baso mi día a día y, a partir de los cuales intento dar un valor añadido a cada cosa que hago, en cada artículo que publico o en cada propuesta que hago en este mundillo del cicloturismo. Y disfruto escuchando las historias y experiencias de cualquier usuario de la bicicleta, desde el respeto y a admiración, sin juzgar.

Quizás hayamos fallado, entre los que me incluyo, en transmitir esos valores. Pero nunca es tarde si la dicha es buena para enganchar a los recién llegados y volver a enamorar a los que están dentro. Y tu, ¿qué opinas de esta reflexión sobre cultura ciclista?

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NA Fotos propias, Ciclismo Ninja, Kris moya Studio y Laura inBianco