Hablar de la quebrantahuesos es hablar de La Meca del cicloturismo español. Hablar de la edición del 2002 es hablar de épica cicloturista llevada al límite.

quebrantahuesos

Aquel lejano 2002

¡Cómo pasa el tiempo! Sin darnos cuenta el rodillo implacable al que nos somete Cronos, va dejando años a nuestras espaldas de forma inexorable. Así que cuando echo la mirada atrás y desempolvo viejos recuerdos, no deja de  salirme una vena nostálgica y, porque no decirlo, una sonrisa de inocencia perdida.

Así que aprovechando que este año se celebra la 27 edición de la marcha cicloturista quebrantahuesos, no he podido evitar recordar mis participaciones en ediciones anteriores. En total han sido 4 oficiales y dos extraoficiales. Cada una de ellas se escribe con una historia diferente, cada una me dejó un sabor único que con el tiempo aun lo recuerdo con intensidad.

Pero quizás la más especial fue para mi la del 2002. Mi primera participación en la quebrantahuesos. Para muchos, aquel 2002 lo recordarán por otros motivos: la huelga general del 20 de junio (2 días antes del QH), por la toma de la isla de Peregil o por las nefastas consecuencias del hundimiento del Prestige. Pero en mi caso, aquel 2002 quedará siempre ligado a mi primera participación en la quebrantahuesos, la que marcó un antes y un después. Fue descubrir el mito.quebrantahuesos

Descubriendo la quebrantahuesos de la mano de Dani

En el 2002, inscribirte en la quebrantahuesos no era pasar el periplo actual del sorteo previo y la posterior formalización de la inscripción. En aquellos años prácticamente era decidir que se participaba y te inscribías. Aun así, la participación se cifraba en miles de ciclistas.

Aquel año, mi inseparable amigo Dani, compañero de aventuras cicloturistas, me propuso ir a la quebrantahuesos. Muy bien no sabía de qué iba la cosa, a parte del ave que le daba el nombre, aunque algo había leído en la revista Ciclismo a Fondo y algo había oído en tertulias de almuerzos ciclistas. Lo único que tenía claro era que me iba a enfrentar a la ruta más larga hecha por mi (pasando la barrera de los 200 km), subiendo puertos en el Pirineo. En aquellos tiempos no tenía ni conciencia de la existencia ni de Somport, ni Marie Blanque ni Portalet. ¡Incultura ciclista total!

La llegada a Sabiñáñigo, aunque el alojamiento lo teníamos en Canfranc, fue espectacular. El ambientazo que había era único, nada que ver con lo que se vivía en ninguna otra marcha de las que había tenido el placer de asistir. Se respiraba cicloturismo allá por donde fueras, especialmente en torno al polideportivo, lugar donde estaba ubicada la feria y lugar de la llegada al día siguiente.

Con la recogida del dorsal (no se estilaba aun lo del maillot), nos informaron de la modificación del recorrido como consecuencia de un desprendimiento en el Portalet, circunstancia que hacía impracticable esa carretera. El recorrido alternativo por el que había optado la quebrantahuesos , ¡100×100 inédito!, volvía por tierras navarras. Mayor incertidumbre se sumaba a lo que se avecinaba ya que nadie con los que hablamos conocía la nueva ruta.

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La quebrantahuesos 2002 echa a rodar

De aquel 22 de junio del 2002 sólo recuerdo con nitidez una cosa de aquella quebrantahuesos : calor, ¡mucho calor! Y es que la temperatura agradable de la salida era todo un presagio de lo que iba a acontecer a lo largo de toda la jornada.

El Somport fue benévolo con todos los participantes. La temperatura era aun aceptable y sus rampas tampoco eran de una gran exigencia. Dani y yo nos lo tomamos con tranquilidad en esa primera parte de la ruta, disfrutando del paisaje y luego de la bajada que nos dejaría en Lées-Athas, punto donde para muchos empezó el infierno con el ascenso al Col de la Piedra de San Martín.

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A partir de este punto el calor asfixiante se hizo notar de lo lindo, que unido a un recorrido desconocido, fueron los ingredientes para que esta edición tomara tintes épicos para todos sus participantes. La organización de la quebrantahuesos se desbordó ante la demanda de agua, los impagables voluntarios no daban a basto, el Hombre del Mazo se ensañó con los participantes, los coches no eran suficientes para recoger a ciclistas,… ¡no hay palabras para describir la situación!

A todo esto, Dani y yo, nos lo tomamos con tranquilidad. Aunque el tramo final, con la subida al puerto del Vedao, hasta llegar a Puente la Reina de Jaca fue un auténtico calvario. Paramos innumerables veces a recuperar el aliento tirados por las cuentas, masticando prácticamente un aire caliente, denso y pesado. Mientras tanto el rosario de coches con ciclistas era continuo. Algunos iban sentados en el maletero con las bicicletas apoyadas en las piernas.

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¡Bomberos al rescate!

La llegada a Puente la Reina de Jaca fue nuestra tabla de salvación. Los bomberos habían montando, ya en la carretera a Jaca, un auténtico punto de rehidratación y refrigeración para todos los participantes que habíamos conseguido dar con nuestros maltrechos cuerpos en aquel punto.

Beber y empaparnos hasta el tuétano de los huesos fue un placer único e indescriptible. Arregañadientes, retomar la bicicleta era para algunos un suplicio, aunque en nuestro caso, aquellos últimos 40 kilómetros fueron toda una delicia. Con un inconmensurable Dani, pusimos un ritmo increíble, recogiendo a ciclistas por la ruta, conformando un pelotón numeroso, permitiéndome el lujo de entrar en meta empujando a un compañero vasco al que, a falta de 5 kilómetros, sus piernas le dijeron basta.

En amigable charla y sufrida rampa de entrada en el polideportivo en compañía de aquel ciclista al que remolcaba, concluyeron aquellos 235 kilómetros y más de 13 horas de bicicleta. La edición del 2002 de la quebrantahuesos había acabado, pero dio comienzo a la leyenda y para muchos, entre los que me incluyo, empezó esa relación de amor y odio con una de las pruebas cicloturistas más emblemáticas de calendario nacional e incluso internacional.

Espero que te haya gustado este nostálgico recuerdo sobre la quebrantahuesos en forma de artículo. Dale al me-gusta, compártelo y déjame tus comentarios. Estaré encantado de leerlos y responderlos.

NA Fotos Ciclismo Ninja

35 pensaban en “quebrantahuesos 2002, cuando la leyenda da paso a la épica”

  1. Lo acabo de leer hoy, me viene a la cabeza por lo que posiblemente ocurra este año, 2002 fue mi segunda QH y gracias a mi buen amigo Pepe la acabé, eso sí casi 12 horas. Recuerdo el recorrido desde Puente la Reina a Sabiñánigo el calor el viento de cara y los bomberos, como estaría que un buen guardia civil me dió una lata de nestea y dijo «toma que lo necesitas más que yo» que pena que no haya leído tu crónica antes, es genial. Un saludo y sigue pedaleando.

  2. Totalmente de acuerdo… me identifico con el texto. También fué mi primera Quebrantahuesos… y vaya año par «estrenarnos» jejeje. desde entonces ha habido muchas más. Ya no recuerdo el número de veces que la he hecho. Vivo a 90 km. de Sabiñánigo. Pero guardo el recuerdo de esta edición con cariño, por las sensaciones y emoción al cruzar la meta después de 10 horas de calor y esfuerzo. BONITOS RECUERDOS!! GRACIAS!!

  3. Corraboro completamente todos los comentarios y la acertada crónica de Nicolás. Yo participe por primera vez, fuimos desde Canarias y aparte de cogerme la primera pájara de mi vida aquella experiencia me valió para terminarme de enamorar para siempre del ciclismo y tener una batalla mítica a la que recurro con asiduidad, agrandando su leyenda, por cierto que me faltaron 5 min para llegar a las 10 horas. Agradecerte y felicitarte por haberlo escrito y haberme hecho recordar esa experiencia inolvidable. Gracias

    1. Mi primera y única quebranta, animado por mis amigos del c. c Bocairent me decidí a dejar mi mountain bike y descubrir por mi mismo la dureza y belleza de esta mítica prueba. Corraboro todo lo que habéis comentado fue dantesco el ver a gente tirada en la cuenta a 10 kilómetros de meta con la mirada pérdida algo que aún hoy no se me olvida. Tampoco olvido como me desgastó la emboscada de Puerto antes de la Pierre de Saint Martin aquellas estrechas rampas con un piñon 23 y toda de pie tirando de la burra., la últimas curvas sin sombra de la Pierre de Saint Martin con escalofríos, solo sin agua y diendome en la próxima curva me paro….. Fue a 200 metros de coronar el puerto cuando sin darme cuenta puse el pie a tierra pero un hombreton salió de una caravana y me dio un empujón que me llevó a la cima. Estaba claro que ahora la hazaña era terminar ,así que me puse a comer y beber todo lo que podía mientras esperaba a mi amigo Blai «el teuler» sabía que con su experiencia y buen hacer llegaría a Sabiñánigo. Y después de 2 pinchazos y de pasarlas canutas y parar para, que una mujer que salía de su chalet nos regara con una manguera llegamos a meta. Ese día creo que todos aprendimos a sufrir como nunca, ahora años después y tras pasar más de 8 años en el dique seco por una puñetera hernia discal, lo recuerdo como algo épico. Mi amigo Juanjo llegó de noche como muchos , Blai y yo haríamos 10h 50min.creo recordar. Ya no he vuelto a la carretera sigo con mi mountain bike pero me ha hecho ilusión ver vuestros testimonios . Un saludo.

  4. Como me ha gustado leer esta crónica! yo también estuve allí. De los días más duros que recuerdo encima de la bici. Me impacto ver a otros ciclistas en la cuneta a falta de 5 kilómetros para llegar con la mirada perdida… y aquel aire caliente.. y el asfalto derretido…y las bicis atadas a los arboles esperando a ser recogidas por los camiones… Gracias por el blog!

  5. Mi tiempo fue 11.19 con 55 años, imaginaros como lo pasé, confirmo punto por punto, todo lo que se ha comentado. Gloria a los que acabaron y a los que se quedaron en el intento¡¡ Viva el ciclismo

      1. Hola Sebastián!!!
        Yo estuve 13 horas y coincido contigo en lo del calvario. Pero, ¡qué recuerdos tan guapos! ¿Verdad?
        Saludos!!!

  6. Confirmo la dureza. Yo ese año iba muy bien y por suerte pillé todos los avituallamientos con comida y bebida. Recuerdo perfectamente la ascensión a la Piedra de San Martín que en realidad eran 3 puertos encadenados, los dos primeros por una carretera super estrecha y con el firme fatal en el que la bici se agarraba que no veas, y sobre todo el calor sofocante que hacía porque era una subida en un bosque cerrado en el no corría ni gota de aire. Después de superados los dos «puertecitos» encadenados salimos a una carretera general y la gente comentaba «ya hemos coronado la Piedra… ahora para abajo». Y una m…., tomo una curva y veo una subida de la leche que se pierde de la vista, quedan lo menos 5 o 6 km. para coronar. Al rato vemos las casas de la estación de esquí y pienso que es donde se corona, Otro error, curva cerrada a la derecha y a lo lejos veo una Z tipo Alpe Dùez con un porcentaje que las piernas me tiemblan (y eso que repito iba muy bien). Es el último km., me pongo de pie porque sin no no subo y llego por fin a coronar en donde el avituallamiento me sabe a gloria (hay fruta y bebida todavía). Pienso en unos compañeros que van por detrás y en la gente que no va tan bien como yo y digo jod… si yo estoy tocao, como coño va a acabar esto porque quedan más de 100 km. con otros 2 puertos (Zuriza y Vedao) que con este calor se me antojan Tourmalet y Aubisquez. En la cima de la Piedra hay gente que dice que no sigue y empieza a correr el rumor de que en breve se va a acabar la bebida y la comida y que lo que queda por delante es el infierno con temperaturas de + de 40 grados. Bajo casi sólo por el valle del Roncal (increible paisaje) hacía el siguiente puerto (Zuriza). Subiendo entre el bosque vuelve el calor tremendo. Corono y hay otro avituallamiento y una imagen me impacta, hay una chica voluntaria repartiendo bebida que está totalmente abrasada por el sol (roja como una gamba). Entramos en la provincia de Huesca y con ello cambia el estado de la carretera que es pésima en la bajada hacía Hecho con lo que en lugar de recuperar casi te cansas más de la tensión de evitar una caída. Desde que coroné Zuriza voy prácticamente sólo. El repecho de entrada a Hecho me parece uno de los muros de Flandes, pero al menos salgo a una general con piso de fábula. Pero que poco dura la alegría en casa del pobre, a los pocos km. de bajada hay un cruce y la carretera gira a la izquierda y empieza a subir y en la primera rampa veo un cartel de Ansó a 9,5 km. (calculo que la mitad serán de subida , pero me equivoco son 6 km para arriba). No hay ni una sombra en toda la subida, y el sol me quema la piel, llevo el coulotte y el maillot blancos de las sales pérdidas por el sudor. La subida se me hace interminable,el asfalto brilla del calor y se derrite al paso de la cubierta (puedo oir el ruido de la rueda al aplastar el asfalto eco una masa negra y viscosa), miro atras y no veo a nadie y por delante cojo a varios cadaveres algunos parados en la cuneta a la sombra, otro pedaleando como un zombi al que saludo y ni siquiera me mira (va como ido). Corono con un sufrimiento terrible (sobre todo por el sol y el calor) a pesar d elo cual tengo esa sensación que todo aficionado a la bici conoce de «sufrir a gusto», es decir vas mal pero sabes que vas a seguir y has entrado en modo automático y ya te da lo mismo 20 que 40 km. más. Al salir de Ansó veo un grupo delante a unos 100 m. y al poco me coge un chaval y me dice que tiremos para coger al grupo. A mi me da la risa (hace 40 grados, voy bien pero tocadito, sopla de cara y somos dos para coger a un grupo de lo menos 20). Le digo que tire él que yo quiero llegar a meta, que mejor esperemos a otro grupo que venga por detrás para recuperar y ponernos a rueda para protegernos del viento. Se va hacía adelante y coge el grupo. Al poco veo un grupo y me dejo caer para que me cojan. Nos ponemos a relevar (somos unos 12) y cogemos al grupo de delante y formamos un grupo grande de unos 30. Vemos pasar ambulancias, coches particulares con gente preguntándonos por ciclistas, gente tirada en la cuneta, en los campos, las acequias… (un panorama dantesco). El viento de cara no es fuerte , pero es abrasador y marca 42 grados. Me empiezo a asustar un poco pensando en que en cualquier momento llega el tío del mazo y me veo tirado en la cuneta como la gente que llevamos viendo desde Ansó. Llegamos a Puente la Reina de Jaca, giro a la izquierda, repecho y un avituallamiento en el que están los bomberos repartiendo agua y regando a la gente con las mangueras. Veo a gente tirada en los maleteros abiertos de los coches. en uno hay un chico inconsciente, otro al que le ofrezco agua me dice cosas inconexas (está febril). Llamo a uno de los de protección civil que veo y le digo que el chico está delirando y puede que tenga un golpe de calor. Se lo llevan a la ambulancia. Yo bebo todo lo que puedo, relleno bidones y reanudo la marcha con un grupo de 4 o 5, pero todos se van quedando. El terreno hasta Jaca es rompepiernas (para darte la puntilla) y cada repecho me parece el muro de Huy. Me cruzo con un amigo que nos acompaño pero que no ha echo la prueba y que ha salido desde Sabiñanigo a buscarnos (en el grupo eramos 5) haciendo en bici el recorrido en sentido contrario. Le digo que voy bien y que termino sin problema (voy tocado pero no hundido) y me dice que ha salido a por nosotros porque en meta la gente está acoj… por las noticias de abandonos en masa, lipotimias, golpes de calor, agotamiento. etc…Le digo que los otros van por detrás pero que ya me dijeron que iban a ir muy tranquilos. Llego sólo a Jaca y sé que es dejarse caer hasta Sabiñánigo, pero pega un pelín de aire, miro para atrás y veo un grupo pequeño a lo lejos y pienso que es mejor esperar por si las moscas me da pájara. me cogen y relevamos hasta meta (alguno se queda porque las piernas dicen basta). Al entrar en el repecho de meta sólo pienso en beber y beber (tengo la lengua hinchada y áspera). La gente nos pregunta por que está pasando en el recorrido, que por megafonía han pedido a los coches particulares que salgan al encuentro de la carrera para ayudar a la gente que está tirada porque la organización está desbordada. Espero más de dos horas a que lleguen mis compañeros que me relatan mil y una de lo que han sufrido, pero que están enteros y felices de haber llegado. Ese año creo que hubo mas de 50% de retirados. Sin duda es lo más duro que he echo con diferencia y puedo decir que sin duda si no hay piernas no hay nada que hacer, pero que la cabeza es fundamental para cuando uno se encuentra ante situaciones límite. La fortaleza mental te hace ir un poquito más, y más … hasta esa curva y luego la siguiente, hasta ese arbol, y luego hasta aquel….
    Para todos los que amamos este deporte maravilloso decir a la gente que todavía no lo ha descubierto, es que es una de las mejores maneras de conocerse uno mismo……

    1. Ufff!!! Por un momento he sentido que me teletransportaba a ese junio del 2002. Tu comentario por si solo ya es una auténtica crónica de lo que sucedió aquel sábado. Espectacular por todo lo que has comentado y, sobre todo, por tus apreciaciones finales.
      Saludos y pedales!!!

    2. Cien por cien, no se como no pasó una desgracia, fué la mas dura de todas con diferencia. Lo único de bueno ( para los que acabaron ) fue saber ciertamente donde estaban nuestros limites (y que cerca estaban) el que la hizo, acabara o no, la recordará toda la vida, así estoy escribiendo esto después de 15 años. Gloria a la Epica¡¡¡

  7. La del 2002 era mi quinta Qh. Llegue con un cortísimo bagaje de entrenamientos, pero enamorado/embrujado de esta marcha, había que participar al precio que fuera. No tengo recuerdos del Somport, debió transcurrir pacíficamente y sin demasiados sofocones. De la ascensión a la Pierre de Sant Martin, creo que tengo algunos de los peores recuerdos de mi vida. Agotamiento total y absoluto, calor (masticando aire caliente, como tú dices), y la noticia que circulaba como reguero de pólvora de que se había acabado el agua… Un nutridísimo grupo de ciclistas haciendo cola en una fuente donde se llenaban montañas de cantimploras de aquel escaso gota a gota que caía de un tubo. Una hora de reloj haciendo cola… Una vez llenada la cantimplora, con mi compañero de fatigas José Mari, nos subimos a la bici y dos kms. más allá había un aljibe expandiendo generosamente agua (mier… con perdón). Cuando llevábamos un tiempo eterno subiendo este, hasta ese momento desconocido puerto, alguien dijo que aún faltaban 8 ó 9 kms. para coronar. Recuerdo haberme puesto de rodillas y la cabeza entre las manos maldiciendo mi suerte. Convencí a José Mari, que iba más fresco que yo, de que tenía que continuar y que lo hiciera a su ritmo, que yo haría lo que pudiera. Padres, hermana, hijo y amigos esperando en Sabiñanigo… había que llegar como fuera.
    La orilla de la carretera era un hervidero de ciclistas tirados y tratando de recuperar fuerzas o bien esperando al coche escoba que los sacara de aquella pesadilla. Siguiente puerto, El Vedao?, en la primera rampa echo pie a tierra sintiendo que era imposible continuar. Me dirijo a un campo de la orilla y en una sombra me tiro de morros contra la hierba tal cual si fuera una piscina de agua fresca… que paz, que bien estar, que sublime sensación, pero… como voy a llegar a Sabiñanigo???. Duermo… y de vez en cuando me parece oír como en un sueño lejano a ciclistas que pasan cerca de mí y que me preguntan si estoy bien (jejej… ni fuerzas para contestar). Sin mirar, levanto levemente una mano indicando que no me he muerto. No se exactamente cuánto tiempo estuve en esta situación. Si se que comencé a configurar en mi mente el pensamiento de que debía de levantarme y continuar. Por los míos que estaban esperándome y por mi mismo que no me lo iba a saber perdonar… Nuevamente en la bici con una cadencia agónica y unas fuerzas inexistentes, reemprendo la subida. Paro de nuevo a los pocos minutos, pero en esta ocasión, no me voy al campo a dormir, sino que continúo andando. Como alma en pena creo que subí gran parte de este puerto andando. ¡Agua en Jacaaa!. Alimentos e hidratación que te devuelven a la vida y ya unos pocos kms. hasta Sabiñanigo. Grados de moral recuperada y un grupo de 8 ó 10 ciclistas haciendo piña hasta meta. No recuerdo ninguna conversación entre nosotros. Nadie hablaba ni bromeaba ni contaba nada, ni tan siquiera intercambiaba miradas de complicidad con sus compañeros. Zombis exhaustos con una idea fija en la cabeza… llegar como fuera. A una velocidad que hubiera permitido a los caracoles subirse a nuestras piernas, fuimos acercándonos. Con mi tel móvil hago una llamada a mi hijo “estoy entrando en Sabiñanigo, estad atentos que llegooo”. Las calles y las terrazas repletas de gente aplaudiendo a todos los héroes que iban llegando. Fundidos y petados, giramos a la izquierda para afrontar la rampa que conducía a meta y ohhh… sorpresa, como por arte de magia, toda la grupeta de zombis poniendo plato y de pie sobre sus bicicletas emprendiendo a velocidad vertiginosa un largo sprint en subida como si nos estuviéramos jugando la general del Tour. Familia y amigos arriba mirando… ya no me voy a volver a sentar en la bici hasta cruzar la línea por agónico que resulte. Voy adelantando ciclistas hasta que solamente queda uno delante que está aumentando distancia. Desconozco de donde salieron las fuerzas, pero unos metros antes de cruzar la línea de meta estaba adelantando al único que quedaba por delante mientras me pareció oir que alguien de entre el público gritaba mi nombre. Era casi de noche, pero la explosión de felicidad, como poco, igualo a la del que paso primero. Los míos se abalanzan a abrazarme, y cuando se abrió el cerco, apareció una mano se estiraba para saludarme, es la del último ciclista que adelanté. Mientras dura el apretón de manos, me dice “gran sprint, enhorabuena”. Se había pasado un calvario difícil de comprender para quien no esté enamorado/a de este gran deporte, pero… que grandes recuerdos, y al año que viene ¡¡¡a por la del 2003!!!

  8. Con año y pico de experiencia con la flaca, no se me pasa por la cabeza nada más que inscribirme a la QH, y como las casualidades de la vida (o la suerte del novato), entro en el grupo de agraciados con plaza.
    No tuve más remedio que acudir… y terminar.

    Además de haberlo hecho por el orgullo ciclista que todos conocemos, por los comentarios de esos ciclistas a los que uno pide consejo cuando es primerizo… también por esa QH.2002 que sale SIEMPRE en las conversaciones que hablan de cicloturismo en Mayúsculas.

    Sin saber lo que fue 2002, el ciclista QH siempre querrá saber lo que será 2015, 2016, …17, …18, … y será, en parte, por culpa de aquella QH.2002.

    1. Más claro no se puede decir. Ganas tengo de que llegue el gran día para conocerte en persona.
      Saludos y pedales Felipe!!!1

  9. Que si me acuerdo…. madre mia, 225 km fue mi primera Qh dura no lo siguiente.. llevaba 1000 km los primeros de mi vida… llegue el tercero por la cola a las 22 h y 15 minutos pero llegue 14 horas.. lo recuerdo como una autentica pasada, calor calor y poca agua…. la recta antes de llegar a Jaca me tiraba a la acequia de al lado… para refrescarme… llegue casi de noches… pero me marco para toda mi vida, aprendi mucho, hecho 12 qh ya, pero sigo haciendo bici y triatlon de larga distancia hasta un ironman, pero nunca fue tan duro como esa qh, iba sin preparar, pero tozudo era un poco…. por mis…. jajaja.

  10. Nicolas la marcha de ese año no la olvidare nunca,la hice con tres costillas rotas de la caida en Remences,y consiguiente robo de la bici,y me presente con una colnago del año catapun con un 54-46 y un 26 detras,se ve que la caida me afecto el cerebro,porque ir con eso allí hay que estar muy mal,tarde 11 horas 58 minutos,y una semana en cama para recuperarme,no podia mover ni las pestañas,ahora la entrada a la meta no lo olvidare en mi vida,con mi 54 esprintando,pa verse matao.

  11. Yo tambien sali desde Sabiñanigo ese año, con un calor excepcional al subir el Pierre de Saint Martin.
    Al inicio de la bajada una caida me dejo KO.
    Mucho tiempo inconsciente, clavicula rota y mas de 15 puntos en la frente con varios dias en el hospital de Jaca.
    La habia hecho varios veces antes de ese 2002, pero esa edición me pareció de lo más duro…

  12. Yo lo corri aquel año y podia haber hecho oro,un compañero lo operaron 5 dias antes y en su lugar vino un amigo sin preparacion,la hize con el y teniamos hotel en Jaca a la vuelta no podia mas y lo lleve a empujones hasta sabiñanigo,el calor y tal como lo has narrado es exactamente como lo recuerdo y recuerdo bicis tiradas por las carreteras,bomberos mojandonos,gente con mangueras mojandonos y mucho sufrimiento,sin duda la mas dura de las 25 ediciones,ah y ese dia jugaba España el mundial contra Japon creo,nos eliminaron.

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