Somos un país de echarnos las manos a la cabeza si pasa algo malo, pero poner esas manos para que no ocurra… Haz ciclismo reivindicativo.

Recordando a los compañeros que no están

Hace unas semanas el Velo Club, la entidad ciclista a la que pertenezco desde hace un montón de años, celebró, conjuntamente con la familia Balbis, un acto emotivo como pocos y por 5º año consecutivo. Me refiero al Memorial Albert Balbis.

A parte de recordar la figura del malogrado Albert, se aprovechó para recordar a todos aquellos compañeros que, por diversas razones, ya no están entre nosotros.

Esta es la razón que, a parte del Velo, sea también un punto de encuentro para otros clubs y grupetas afines como son AC Collblanc, Tusinus, Grup97 o Hospisport. Esto hace que rápidamente se congreguen más de 60 ciclistas y acompañantes de una manera espontánea.

Semanas negras

Esa semana acabó con el buen sabor de boca, a modo de colofón, que me dejó este Memorial Albert Balbis a lo que había que sumarle la gran noticia de la entrega de las 200.000 firmas de ciclismo reivindicativo por parte de Anna González en el Congreso de los Diputados para reivindicar #PorUnaLeyJusta.

Pero como la vida nos da una de cal y otra de arena, estas últimas semanas, no han dejado de sorprendernos casi a diario con noticias escalofriantes.

Desde atropellos a peatones y ciclistas, conductores que se dan a la fuga sin asistir a los accidentados, conductores detenidos con tasas de alcoholemia que triplican el máximo, conductores que dan positivo por alcohol y drogas hasta 3 veces en una misma noche,…

Una inacabable lista de despropósitos que han venido a aguar esas grandes sensaciones de recuerdos de amigos que ya no están y de reencuentros de esos que dejan huella con otros que los ves sólo en las grandes citas.

Este desagradable contraste de sensaciones, me ha llevado a una reflexión:

“Y de los vivos… ¿quién se acuerda?”

ciclismo reivindicativo ¡ya!

Que nadie extrapole de mis palabras que estoy en contra de celebrar actos como este Memorial Albert Balbis. ¡Todo lo contrario!

Estoy totalmente a favor de ellos, ya que son la mejor manera de mantener fresca en nuestra memoria la fragilidad de nuestra vida. Hoy estamos y mañana puede que ya no.

Estos actos nos invitan, dentro de una catarsis colectiva, a vivir con intensidad  y conciencia nuestro día a día, e incluso, con generosidad para dar lo mejor de nosotros.

Será cultura de país. Somos latinos. Nos echamos las manos a la cabeza y nos indignamos con elocuencia cuando algo malo e injusto pasa en el entorno. Y en tertulias de café somos capaces de arreglar el mundo en un plumazo. Pero ya está. De ahí no pasamos en demasiadas ocasiones.

Sólo cuando nos ocurre algo en primera persona o en un entorno muy, pero que muy próximo… ¡click!… se nos activa el chip de la culpabilidad y nos movilizamos de manera activa.

Esta movilización, así como la solidaridad, no puede ser flor de un día que lave nuestras conciencias, como si de una confesión se tratara que nos libra de nuestros pecadillos para seguir pecando nada más salir a la calle.

Las noticias que os he indicado requieren de una movilización social continuada, de un compromiso personal ineludible y sin fisuras. Cada uno a su nivel, ¡claro está!

Por tanto y ya en clave ciclista, sólo decir que el ciclismo reivindicativo no acaba en un acto o una movilización concreta y para casa. Podemos hacer mucho más de lo que nos imaginamos.

En primer lugar ser ejemplo. Respetar para ser respetados.

En segundo lugar exteriorizar nuestro compromiso. Desde poner el logo de @1metroYmedio en tus perfiles, hacerte una foto con él y colgarla luego en redes sociales y blogs, hasta poner estos logos u otros en vuestras equipaciones ciclistas. ¡Poned imaginación!

Y en tercer lugar ser proactivo en ciclismo reivindicativo. Hacer pedagogía en nuestro entorno (¡sin discutir ni ser un talibán de la bicicleta!) o apoyar de manera activa campañas e iniciativas en esta línea (movilizaciones, 30 días en bici,…) son sólo algunos de los ejemplos.

Porque hacer ciclismo reivindicativo es acordarte de los vivos, es acordarte de ti mismo. Si nos olvidamos de los vivos… ¿quién se acordará de los que no están?

Sólo es una inquieta reflexión que me gustaría que removiera alguna conciencia. La falta de respeto, la impunidad y la injusticia deben dejar de ser compañeras de viaje en nuestra sociedad. Está en nuestras manos cambiar esta situación.

Y tu… ¿qué opinas?

Dale al me gusta, comparte y déjame tus comentarios.

NA Fotos reales de accidentes y del V Memorial Albert Balbis.

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