Tocaba subir otro escalón. Tocaba explorar limites como ciclista entrando en terreno desconocido. Estas son mis sensaciones en mi 1er brevet de 300.

Miedos que atenazan

Cuando empiezas en esto del ciclismo, es fácil embarcarte en aventuras increíbles, siendo la tónica habitual que todo es desconocido. ¡Es lo que tiene aterrizar en un mundo por descubrir!

Nuestras primeras grandes “pájaras” nacen y tienen su fundamento en la inocencia y el desconocimiento. Esa dulce ignorancia que no nos permite valorar en su justa medida el contexto y nuestras capacidades.

Luego, el paso del tiempo y los kilómetros acumulados, te enseñan muchas cosas, tanto positivas como negativas. Y este aprendizaje, sin querer, nos pone también limites como ciclista.

Y estos límites, muchas veces (diría demasiadas) están fundamentados sobre ideas irracionales. Límites que normalmente obedecen a limitaciones mentales más que físicas.

Que levante la mano quien ha pensado en alguna ocasión “esa ruta no es para mí” al ver que los kilómetros pasaban de 100 km, de 180 km ó 200 km. O ante desniveles de 2.500 m, 3.000 m ó 4.000 m. O ante nombres de marchas de esas de relumbrón como La Mussara o QH. O ante conceptos de ciclismo como son las brevets.

En la mayoría de los casos estos limites como ciclista son infundados y autoimpuestos por uno mismo. Nuestra mente, en un acto de supervivencia extrema, nos marca unas líneas rojas, a modo de muros infranqueables, que no debemos rebasar. Límites irracionales que se anclan en nuestro ser y que no somos capaces ni de cuestionar. Límites que acaban por transformarse en miedos que nos atenazan impidiéndonos adentrarnos en territorios desconocidos hasta ese momento.

limites como ciclista

Antídoto contra nuestros limites como ciclista

Con lo que voy a decir a continuación no quiero que se entienda que no existen limites como ciclista. La realidad es que están ahí, aunque en la barrera de los 40 muchos se empeñan en ignorarlos.

Y estos limites como ciclista son básicamente físicos, siendo nuestra naturaleza y nuestro estado de forma los que los definen. Para que nos entendamos: si tienes una naturaleza normalita y entrenas 3 días a la semana no pretendas tener un rendimiento como un pro.

Así que para vencer todos esos limites como ciclista mentales que nos atenazan, tenemos un antídoto increíble: el autoconocimiento. Una herramienta gratuita, personal e intransferible que nos transporta a otra dimensión. Sólo necesitamos dos cosas para utilizarla: paciencia y aprender a escucharnos.

Gracias a este autoconocimiento seremos capaces de gestionar de manera magistral unos recursos escasos, salvar momentos de crisis y dar nuestra mejor versión sin morir en el intento en situaciones inimaginables.

Brevet de 300 de Manresa

Después de todo este rollo que os he soltado, ¡ja ja ja!, voy a explicaros mi experiencia en mi primer brevet de 300 que he realizado. Un escalón que tenía ganas de subir. Un escalón para el que parecía que siempre tenía alguna excusa para rehuir.

En compañía de mi amigo Dani (Manolo nos “abandonó” en esta ocasión) optamos por inscribirnos en el brevet 300 de Manresa. El segundo brevet de este año después del que hicimos de 200 en Sant Feliu de Llobregat.

Acometer una distancia superior a 300 km era todo un reto personal. Y hacerlo bajo el formato de brevet era toda una declaración de ciclismo de aventura a la que no podía resistirme.

En las semanas previas los nervios y las dudas ante esta prueba eran palpables. ¿Qué ritmo hay que llevar? ¿Aguantaré los 300 km? ¿Cómo planifico la alimentación en ruta? ¿Cómo tenía que equipar la bicicleta?

Muchas dudas fueron resueltas gracias a mi amigo Jaime, brevetero allá donde los haya, y otras quedaron en el aire para dejar ese margen de aventura e improvisación tan necesario en este mundo tan pautado en el que vivimos.

El objetivo era cubrir la distancia marcada llegando de día. Teniendo en cuenta que salíamos a las 6:00, había que llegar antes de las 21:00 h. En total una previsión de 15 horas de ruta. Traducción: 20 km/h de media contando paradas y 24 km/h de media en marcha.

limites como ciclista

 

Que no falte de nada

Con este planteamiento tocaba equipar la bicicleta convenientemente. Una bolsa portaequipajes delantera fue el complemento elegido para la ocasión, recurso al que la mayoría de los allí presentes habían optado.

Comida para aburrirse (fruta, bocadillos, barritas, geles,…), luces para la salida (y para la llegada por si se alargaba), batería de recarga para el móvil, repuestos de pinchazos extras, elementos reflectantes, herramientas adicionales (bridas, tronchacadenas, kit de pinchazos,…), dinero en metálico,… este era el equipaje de autosuficiencia elegido.

Perfectamente pertrechados al más puro estilo randonneur, salimos a las 6 de la mañana en noche cerrada, aunque el alba rápidamente hizo acto de presencia. Primeros 50 km en grupo más o menos compacto, a un ritmo que permitía rodar con seguridad y nocturnidad.

A partir de ese punto, ya con luz solar después de disfrutar de un mágico amanecer, empezamos a gestionarnos. Toca buscar cada uno de nosotros nuestro ritmo. Algunos lo hacen en solitario, otros buscan esas afinidades y alianzas que surgen de la nada.

Dani y yo habíamos decidido empezar y acabar juntos. Eso implica saber encontrar un ritmo común que nos permita desarrollarnos salvando el punto de forma extra que tenía yo. La solución es fácil: en las subidas le espero al mismo tiempo que él se gestiona magistralmente, mientras que en el llano y bajadas me encargo yo de poner el ritmo.

La fórmula que sobre el papel se aguanta perfectamente, conseguimos materializarla a la perfección sobre la carretera. Las sensaciones son increíbles a lo largo de todo el día y, como si de una orquesta se tratara, interpretamos la partitura para nuestro deleite sin ningún tipo de fisuras.

Aprovechamos los puntos de marcar para comer e hidratarnos y nos fijamos el km 200 (en Mollerusa) como lugar donde parar a comer algo más consistente (todos valiosos consejos dados por Jaime).

La llegada de la tarde nos trae una bajada de temperatura, detalle muy a tener en cuenta en estas largas tiradas ya que los contrastes de temperatura pueden ser notables, pero la coincidencia con los últimos 50 km y una tendencia a ir bajando nos hace volar y no sentir la intensidad de un frío que se hacía notar.

limites como ciclista

Al final conseguimos nuestro objetivo de no llegar de noche: 14:53 de ruta (con un pinchazo incluido como único incidente), 309 km, 12:49 en marcha a 24,1 km/h de media y una emoción desbordante y alegría por haber completado el reto juntos.

Y con el objetivo alcanzado vuelve a surgir la duda: ¿dónde están los limites como ciclista? Explorar esta zona desconocida ha sido toda una experiencia. Tocará subir otro escalón seguro, el de 400.

Las sensaciones han sido en todo momento positivas. Los miedos han desaparecido para dejar espacio a saber que ese límite de 300 km era ficticio. Que con una buena gestión de unos recursos escasos podemos acometer grandes retos. Y todo ello sin estructuras de apoyo, simplemente contigo como único protagonista y rival.

Brevets… ciclismo de aventura 100×100, ciclismo randonneur, ciclismo de sensaciones.

¿Te animas a explorar nuevos territorios y a descubrir nuevas sensaciones?

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NA Fotos propias y Daniel Cánovas

2 pensaban en “Explorando limites como ciclista en terreno desconocido de brevets”

  1. Ten cuidado que esto engancha y antes de que te des cuenta estás planeando rutas de más de 200 km «para entrenar», la larga distancia tiene un algo que nos hace querer siempre más. Yo también me estrené en un 300 este fin de semana, se hizo duro por el frío de noche y un radio roto en la rueda delantera que daba más miedo que otra cosa, pero al final se consiguió. Ahora toca planificar una de 400 km, aunque los veteranos dicen que la de 400 km es la más dura y hay que ir directamente a la de 600 km, que al tener más margen de tiempo permite utilizar otras estrategias para gestionar el sueño. Estabas avisado y aún así picaste con las brevets, bienvenido al club de la larga distancia, el objetivo en la MGM del 2018? o la PBP del 2019? porque no me digas que no, que ya has pensado en alguna de ellas.

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